"Uno más de la saga". Así es cómo Hideo Kojima ha calificado a Metal Gear Solid: Peace Walker, una entrega que por primera vez lleva lo mejor de la franquicia de Konami a una consola portátil como PSP. Y nosotros no podíamos estar más de acuerdo con la definición que da el gurú japonés, puesto que lo último de Kojima Productions rebosa del poder argumental, cinemático y jugable que desde sus comienzos ha caracterizado a la popular saga protagonizada por Solid Snake y compañía.
Y todo en un espacio muy reducido. Los nipones nos demuestran que en pantallas de apenas cuatro pulgadas también pueden contarse grandes historias, y sin escatimar en esfuerzos, ya que este título -a pesar de ser de PSP- ha contado con un equipo de desarrollo tan numeroso como el de MGS4: Guns of the Patriots. En otras palabras, una superproducción portátil que se erige no sólo como uno de los mejores títulos aparecidos en la serie, sino también como el mejor juego de PSP en lo que llevamos de año.
Con cerca de 20 horas de juego, Metal Gear Solid: Peace Walker es un título especialmente indicado para todo amante de las aventuras, la acción, el sigilo, la infiltración y, por qué no, los excelentes argumentos. Una vez más, Kojima nos sorprende con su poder para crear guiones y convertirlos en videojuego dentro de una trama que se desarrolla justo después de los eventos narrados en MGS3: Snake Eater y MGS: Portable Ops. Un argumento que desde Konami señalan es tan apto para entendidos como para nuevos jugadores, aunque en nuestra más sincera opinión, el videojuego protagonizado por Big Boss sólo podrá ser disfrutado al máximo por sus más fieles seguidores.
Nuestro héroe de guerra regresa y lo hace justo en el año 1974, en plena Guerra Fría. La delgada línea entre la paz y la guerra nuclear se estrecha, con unos Estados Unidos y una Unión Soviética ávidos de confrontación. Mucho más aún cuando una fuerza militar muy misteriosa irrumpe en Costa Rica, un país indefenso (sin fuerzas armadas, como exige su constitución) que acaba por pedir ayuda a la organización Militaires Sans Frontières (Militares sin fronteras), la cual no sería la misma sin deciros que su fundador fue el mismísimo Big Boss.
Y todo en un espacio muy reducido. Los nipones nos demuestran que en pantallas de apenas cuatro pulgadas también pueden contarse grandes historias, y sin escatimar en esfuerzos, ya que este título -a pesar de ser de PSP- ha contado con un equipo de desarrollo tan numeroso como el de MGS4: Guns of the Patriots. En otras palabras, una superproducción portátil que se erige no sólo como uno de los mejores títulos aparecidos en la serie, sino también como el mejor juego de PSP en lo que llevamos de año.
Con cerca de 20 horas de juego, Metal Gear Solid: Peace Walker es un título especialmente indicado para todo amante de las aventuras, la acción, el sigilo, la infiltración y, por qué no, los excelentes argumentos. Una vez más, Kojima nos sorprende con su poder para crear guiones y convertirlos en videojuego dentro de una trama que se desarrolla justo después de los eventos narrados en MGS3: Snake Eater y MGS: Portable Ops. Un argumento que desde Konami señalan es tan apto para entendidos como para nuevos jugadores, aunque en nuestra más sincera opinión, el videojuego protagonizado por Big Boss sólo podrá ser disfrutado al máximo por sus más fieles seguidores.
Nuestro héroe de guerra regresa y lo hace justo en el año 1974, en plena Guerra Fría. La delgada línea entre la paz y la guerra nuclear se estrecha, con unos Estados Unidos y una Unión Soviética ávidos de confrontación. Mucho más aún cuando una fuerza militar muy misteriosa irrumpe en Costa Rica, un país indefenso (sin fuerzas armadas, como exige su constitución) que acaba por pedir ayuda a la organización Militaires Sans Frontières (Militares sin fronteras), la cual no sería la misma sin deciros que su fundador fue el mismísimo Big Boss.
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