Rápido, desafiante, divertido y excitante. Una gran explosión de adicción y ricos fantasmas.
Una vez un representante de Nintendo afirmó que "si el Pac-Man nos hubiera afectado de niños, hoy en día estaríamos deambulando por lugares oscuros y escuchando música electrónica". Y la gracia del asunto es que no se equivocaba, pero nos tememos que la próxima generación de jugadores también seguirá igual, y todo por culpa de un videojuego descargable que consigue -otra vez- poner de moda al mítico comecocos.
Símbolo del mundo de los videojuegos, icono de la cultura popular y gran fenómeno de las máquinas recreativas de los años 80. Pac-Man no necesita presentación, aunque nunca está de más recordarle, y mucho más ahora, cuando cumple la friolera de 30 años, una edad a la que muy pocos personajes y sagas han sido capaces de llegar.
La pequeña bola amarilla regresa, y lo hace después de habernos demostrado que es capaz de presentarse en la alta definición de consolas con un videojuego "retro" pero de extraordinaria capacidad adictiva. Pac-Man Championship Edition (2007) evolucionó el concepto del comecocos en base a una mayor velocidad y a una mecánica de juego que nos premiaba, más que por sobrevivir a los laberintos y sus fantasmas, por conseguir la mayor cantidad de puntos en el menor tiempo posible.